Hoy pasó un incidente en un grupo de madres que me dejó pensando, y es esa queja ya tan común que pasa inadvertida “es que mi bebé no me deja hacer nada” .
Es que es escandaloso, como estos bebés de pocos meses, es mas, algunos sinvergüenzas de días, son tan absolutamente insensibles e indiferentes a las necesidades de sus mamás. ¿quien tiene los recursos? quien tiene el poder? que cosas.
Por que nos dicen “no debemos dejar que se nos suban a las barbas” , por que “hay que ponerles limites desde el inicio” (aunque el bebé no acabe de sacar la cabeza al mundo) tenemos que ganar nosotros, siempre debe haber un “ganador” y un “perdedor” o alguien que se doblegue, ahora somos adultos, ahora “mandamos“, como nos va a “mandar” alguien mas “débil“? …
La guerra de deseos
Si cuando hemos sido bebés, no hemos recibido el apoyo, la presencia, la mirada, la leche y los brazos constantes de una persona maternante, es posible que hayamos aprendido muy tempranamente, que para sobrevivir había que luchar. Cuando nuestra madre nos dejaba solos durante noches enteras sumidos en el miedo y la oscuridad, era obvio que ganaba su deseo en detrimento del nuestro. Por lo tanto, comprendimos que era necesario ganar terreno e imponer de algún modo nuestra imperiosa necesidad de ser sostenidos y protegidos, a través de diversos mecanismos. Enfermarnos puede haber sido un modo eficaz. Con lo cual posiblemente nuestra madre sentía que destruíamos la poca cordura que la sostenía. Una vez que sanábamos, estaba dispuesta a volver a abandonarnos, recuperando así el terreno perdido.
Así fuimos creciendo, sabiendo por propia experiencia que había que luchar esforzadamente para obtener un lugar dentro del vínculo con nuestra madre o persona maternante. Comprendimos que dentro de ese territorio emocional había lugar sólo para uno. Que no podían convivir dos deseos.
Según nuestra personalidad, fuimos adquiriendo herramientas para echar al otro, -sea quien fuera ese otro- de ese territorio de intercambio emocional. Hicimos todo lo que fuimos capaces de hacer. Algunos de nosotros devenimos agresivos, tal vez desde pequeños mordimos o peleamos o gritamos para dejar bien en claro nuestro poder y así hemos organizado a posteriori la totalidad de nuestras relaciones hasta nuestra vida adulta. Otros nos hemos convertido en víctimas eternas, comprendiendo que podíamos tener un lugar en el mundo sólo en la medida en que otro nos lastime, nos hiera, nos humille o nos desprecie.
Algunos de nosotros sólo pudimos debilitarnos para obtener amor a través de las enfermedades, cosa que seguramente hemos logrado desde niños y posiblemente hayamos aceitado ese mecanismo en nuestra adultez. Y otros individuos, frente a la falta de cobijo y mirada, hemos intentado introducir cualquier cosa con tal de llenarnos de “madre”. Siendo niños tal vez nos hemos atiborrado de dulces y azúcar, luego nos hemos llenado de programas de televisión o de jueguitos electrónicos, luego nos hemos llenado de comida y de actividades, y en la adolescencia hemos incorporado desesperadamente alcohol o tabaco. Así hemos llegado finalmente a la adultez, tratando de llenarnos la barriga, sin saber que en realidad no lograremos incorporar “mamá”. Pero nuestra falta emocional es tan grande, que sólo nos importa llenarnos, y en esa desesperación, por supuesto que no hay lugar para mirar las necesidades de otros, ya que sentimos que somos los seres más necesitados del planeta. Una vez más, no hay lugar para varios dentro del intercambio emocional. Aún dentro de una relación amorosa, las necesidades personales son prioritarias. En todos los casos, hemos aprendido desde bebés, que hay que ganar para sobrevivir.
Resulta que un día devenimos madres o padres con las mejores intenciones de criar a nuestros hijos con amor y dedicación. Los niños llegan al mundo con un inmenso abanico de necesidades básicas impostergables. Y aquí se hace evidente el problema. Es aquí donde va a aparecer la lucha por ganar el espacio emocional. Porque si somos una madre o un padre que necesita primero llenarse la barriga -en términos emocionales- no estaremos tan dispuestos a dar prioridad a las necesidades del bebé, que además son inmensas e incomprensibles.
Deseamos ser madres amorosas, pero nos sentimos invadidas por el bebé que llora, que quiere el pecho constantemente, que reclama brazos tanto de día como de noche. No estamos acostumbradas a que alguien “gane” irrumpiendo en todo el territorio, sólo porque es capaz de llorar toda la noche sin cesar. Sentimos que el bebé ocupa todo el espacio emocional y que si él lo invade, nosotras desaparecemos. Para colmo nos damos cuenta que los momentos de descanso son efímeros, y que el “tiempo para una misma” quedó en el olvido. La sensación permanente suele ser que es menester “ganarle” al deseo del niño, de lo contrario él nos va a devorar. Si provenimos de historias de carencia emocional, aunque no tengamos conciencia de ello, posiblemente sentiremos que el niño tiene demandas excesivas, y que de alguna manera habrá que ponerle límites. Creemos que esos límites que en cuanto adultos impondremos, nos salvarán y que de ese modo no “perderemos” la batalla.
Vale la pena saber que esto no es real. Sólo es real para la vivencia de nuestra “niña interior”. Si éste es el sentimiento que nos inunda, tendremos que hacernos preguntas fundamentales y comprender cuál ha sido nuestra historia cuando fuimos bebés, para darnos cuenta con qué contamos y qué capacidad altruista podremos desplegar en la crianza de nuestros hijos. Porque posiblemente el niño no pide demasiado, sino que estamos cansadas de librar tantas batallas, sin saberlo.
Y en ese caso, merecemos pedir ayuda, porque el niño tiene derecho a recibir lo que necesita, y nosotras tenemos la obligación de tomar conciencia sobre nuestras capacidades y discapacidades a la hora de maternar.
Laura Gutman
ay Lety, te confieso que mi niña (entonces) no fue una bebe normal… es mas, estoy viendo como me sale la proxima!!!
jamas deje de hacer ninguna tarea por Sofia. la atendia, clamba, dormia, lo que fuera y luego a hacer las cosas. o no. lo q quedaba sin hacer era porque YO no tenia ganas, no era culpa de la bebe!
creo q es muy facil decir “ay, es q mi bebes es taaaaaaaaaaaaan demandante” que decir “no me quedan ganas de hacer las cosas”.
en mi caso mi marido es el q se queja… en cambio yo trato de atenderla al 100% EL se molesta xq la estoy “malcriando” q si le doy mucho el brazo mucho pecho pero ella lo pide y para mi es una satisfaccion verla reir q llorar. para mi esta muy chica para reprender y enseñar tan solo cn 2 meses todo a su debido tiempo cuando ella ya comprenda es otra cosa… en cambio por ahora solo espero a q duerma para hacer los q haceres del hogar claro si quedo cn animos
¡Qué rabia me da esa gente que considera que la vida no ha de cambiar al tener un hijo! Quieren seguir durmiendo igual, trabajando igual, descansando igual, teniendo la casa igual de limpia/recogida/ordenada…… pero no son capaces de pararse un momento a pensar en que hay un nuevo miembro que requiere de aprendizaje acompañado de sus padres, de ser niño para devenir adulto y quieren someterlo contranatura a base de castigos, amenazas, premios, sobornos…..
Claro que un bebé no te deja hacer nada! Ahora mismo mi hija de 17 meses, que se acaba de despertar, está sentada en mis rodillas tras pedirme teta mientras ve dibujos. ¿Por qué? Porque no entiende que su mamá es bloguera, emprendedora, limpiadora, cocinera, enfermera (sobretodo hoy que tengo al mediano a 39 de fiebre por la gripe), asesora….. y solo sabe que soy su mamá y la dueña del mayor tesoro para mi hija, mis pechos. Que le dan leche, amor, cobijo, consuelo…….
Eso sí, yo no puedo permitirme parar para estar con mi hija todo lo que ella reclamaría. Cuando tenía un solo hijo me lo podía permitir algo más pero ahora….. mi aliado son los portabebés.
Menos mal de ellos. He hecho hasta bricolaje con mis hijos a la espalda…..
Un beso
Creo que en algún momento todos necesitamos desahogarnos y podemos sentirnos superados por esa demanda de los bebes y niños, porque no estamos preparados, como bien has dicho tenemos tantas carencias… Pero se trata de saber, que aunque a veces queremos escapar corriendo porque nos supera, es algo normal, son niños normales con sus necesidades..
Ahora, también es verdad que hay niños más demandante, los llamados niños de alta demanda. Y puedo decirte que mi hija anda cerca de ello, es lo que he comprobado en relación con otros niños. No me gustar comparar pero es lo que veo en los grupos de crianza. Eso sí, mi hija es una niña que puede o no demandar más y punto, y yo estoy ahí para darle todo lo que necesite, aunque a veces me supere.
Un abrazo
La sociedad esta tan llena de carencias que involuntariamente “nos” obliga desalienarnos de nuestros hijos…sangre de nuestra sangre …no condena a moldearlos a la semejanza de cada cultura.
En mi experiencia como madre por primera vez… decidí decir basta! a los mandatos sociales…a los comentarios de otras madres…a los especialistas..e incluso a veces a mi propia madre…que sin darse cuenta siempre me esta reiterando que no tome tanto en brazos a mi hijo…que debe pasar mas tiempo en su cochecito…que se va a malcriar…que no le des teta a cada rato y por cualquier motivo…
No pasa un día que alguien me pregunta por que es tan feliz y alegre mi hijo…solo a unos pocos puedo explicarle la razón de esto….el resto no esta preparado o simplemente no quiere saber… están conformes con su propia crianza …por muy distante y desapegada que sea …
Yo por mi parte…feliz que no me quede tiempo para nada…todo se lo dedico a mi hijo…
Un beso!
Gracias 🙂
No estoy de acuerdo con este artículo, es ridículo pensar que por querer establecer unos lineamientos a nuestros hijos entonces por ello seamos unas madres reprimidas que tienen problemas emosionales por ser criadas por una madre o padre que quiso enseñarnos desde pequeños que todo tiene unos limites. Por no existir esos limites desde pequeños es que luego tenemos jóvenes que nos irrespetan, gritan, golpean y así mismo tratan a quienes les rodean. Yo si estoy de acuerdo con la DISCIPLINA CON AMOR, desde el inicio de la crianza de nuestros hijos, dárles todo lo que ellos necesitan pero enseñarles que siempre hay un espacio y un momento para todo y que las demás personas también requieren consideración.
Excelente articulo que permite un analisis interesante de nuestras relaciones personales, no solo como madres. Muchas gracias a Lety Jiménez por compartir informacion tan valiosa ! Con gusto lo comparto igualmente 🙂
No estoy del todo de acuerdo, creo que también la sociedad actual nos "exige" como mujeres cumplir varias tareas además de la crianza de los hijos, nos pide que seamos buenas amas de casa, que seamos excelentes profesionistas y madres y entonces ahí es cuando se suscita el encuentro entre exigencias, ¿qué hago, atiendo al bebé que quiere mi atención o contesto el mail que me parece "urgente"? A las madres no se les otorga laboralmente hablando, el tiempo suficiente para estar tranquilas con sus hijos, a muchas a los 45 días se les pide regresar a trabajar y no siempre es opción abandonar el empleo. Muchas también somos madres tardías y venimos de un mundo en nos definía qué hacíamos profesionalmente hablando, de repente la vida cambia por completo al tener al bebé y por un lado uno desea estar con él/ella todo el tiempo, y por otro, no es tan fácil dejar a un lado esa mujer que tuvo anhelos y sueños profesionalmente hablando, es una transición y uno desea hacer bien ambas cosas y quizás en un principio no sea posible, eso es lo que hay que aceptar, que todo tiene sus momentos y sus etapas y que con el paso del tiempo uno podrá reintegrarse a las distintas actividades. Creo yo.
Creo que cada una de nosotras nos auto imponemos roles y tareas que nos sobrepasan, tratando de ser como una "super-mujer" madre, trabajadora asalariada, dueña de casa entre otras. Uno como individuo puede elegir cual de ellas sera prioridad. Hacerse cargo de las decisiones y no sentir culpa es primordial. Priorizar lo que consideramos más importante es necesario. La Culpa agota la mente y las energías, no vale la pena sentirla. POr eso es necesario aprender a pedir ayuda y no esperarla
Creo que cada una de nosotras nos auto imponemos roles y tareas que nos sobrepasan, tratando de ser como una "super-mujer" madre, trabajadora asalariada, dueña de casa entre otras. Uno como individuo puede elegir cual de ellas sera prioridad. Hacerse cargo de las decisiones y no sentir culpa es primordial. Priorizar lo que consideramos más importante es necesario. La Culpa agota la mente y las energías, no vale la pena sentirla. POr eso es necesario aprender a pedir ayuda y no esperarla
No tienen nada de malo los limites, pero si notas aquí habla de bebes, los cuales obedecen en gran medida a necesidades básica, comer, dormir, estar limpios y los mas importante SEGURIDAD y eso lo da el contacto y lo que llamamos afectividad, cariño, mimos.
No tienen nada de malo los limites, pero si notas aquí habla de bebes, los cuales obedecen en gran medida a necesidades básica, comer, dormir, estar limpios y los mas importante SEGURIDAD y eso lo da el contacto y lo que llamamos afectividad, cariño, mimos.