A veces, nuestros hijos simplemente no disfrutan disfrazarse, y eso está bien. A pesar de las expectativas en la escuela y las festividades, algunos niños prefieren mantenerse al margen de los disfraces, y eso es perfectamente normal.
Con la temporada de Halloween, Día de Muertos y Navidad acercándose, las presiones sociales y las redes sociales pueden hacer que la decisión de no disfrazarse parezca inusual. Sin embargo, forzar a un niño a ponerse un disfraz puede convertir un momento que debería ser divertido en algo incómodo y estresante para todos.
Es vital recordar que está bien si tu hijo o hija no quiere disfrazarse. Al igual que en una fiesta, hay quienes disfrutan el centro de atención y otros que prefieren observar discretamente desde las sombras. La aversión al disfraz podría ser un rasgo de su personalidad, y está bien.
Podrías explorar alternativas, como disfraces más simples o participación en actividades sin necesidad de disfrazarse.
Lo crucial es hacer lo que funcione para ustedes como familia, independientemente de las opiniones externas. No avergüences a tu hijo por su elección; en cambio, tomate el tiempo para explicarle el propósito del disfraz y la celebración, ayudándole a distinguir entre fantasía y realidad.
Si tu hijo acepta usar algún accesorio relacionado con el disfraz, como un sombrero o una diadema, respétalo. La clave está en asegurarse de que se sienta respetado y comprendido en sus elecciones, permitiéndole ganar confianza en sus decisiones a medida que aprende sobre el mundo que le rodea.
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