Enviado por Diana
que en mi entraña yo tejí,
velloncito friolento,
¡duérmete apegado a mí!
La perdiz duerme en el trébol
escuchándole latir:
no te turben mis alientos,
¡duérmete apegado a mí!
Gabriela Mistral.
Amo cargar a mi Jesús en rebozo porque me fascina estar cerca de él, oler su cabellito, y le gusta mucho entrelazar nuestras manos mientras vamos caminando. A veces cuando le da hipo mientras está en el rebozo; siento como cuando estaba aún en mi vientre y le daba hipo… se siente igual y recuerdo bellos momentos.
También es súper práctico ya que tengo las dos manos totalmente libres y puedo hacer muchas cosas. Hasta puedo bailar con él en el rebozo!!
Es más práctico que traer la carreola, cabe en todos lados mi rebozo.
A Jesús le encanta… cuando vamos por Alec a la escuela, le digo: ya vamos por Alec, y va y me trae mi rebozo.
Y cuando llegamos y me lo quito, me vuelve a pedir que me lo ponga de nuevo, le gusta mucho estar en el rebozo.
Amo traerlo cerquita de mi corazón.
Diana