Crianza y educación

Profecias no cumplidas

profecias_no_cumplidasEste texto lo escribí hace años para otra página, hace días buscando unos documentos lo encontré y lo quiero compartir pero con algunas modificaciones 😉

Antes de enamorarme y casarme, sobre tema niños yo pensaba que la nalgada a tiempo era buena idea “quedarme en casa, ¿yooo? Para eso estudie tantos años? ¡Ni loca! Para eso hay buenas guarderías” y lo de los límites, seguro es bueno por que si no te toman la medida.

Los niños, en general para mi eran unos seres extraños que había que “mantener a raya” del ordenado mundo de los adultos.

Paso el tiempo hasta una mañana que vi dos rayitas en un test de embarazo (que aun conservo) en ese momento tenia yo un cigarro en la boca, lo tiré al baño y fue el último cigarro de mi vida. Meses después, un domingo en la mañana tuve en mis brazos un pequeño ser, tal vez por secuelas del horroroso parto que tuve, o mi forma tan rara de ser en lugar de llorar emocionada como la mayoría de las mamás que conozco contaban,   te miré callada y pensé “¿y ahora, que hago contigo?

Junto con los libros que compré, consejos que consulté en internet y consejos pedidos o no solicitados, recibí innumerables profecías…

Pese a los vaticinios de que por no pegarte y hacerte caso en lo que pedías iba a resultar en una pequeña guerrillera, que si te llevaba mucho en brazos no ibas a caminar nunca sola, que no llevarte a la guardería para que “aprendieras hábitos” era un error, dormir contigo haría una niña débil y dependiente, y nunca, nunca podría sacarte de mi cama, no obligarte a comer me dejaría una niña desnutrida (1.50 de estatura a los 10 años, ¿será?) -Actualizo, 2016, tienes 14 años y eres 5 centímetros más alta que yo-

Cambiar mis prioridades, vivir con menos dinero para cuidar yo misma mi hija, “soberana tontería” lo cual acrecentaba mi inseguridad, el comentario de “ah, si tu en tu casita verdad? Que padre *no hacer nada*”, “ya te tomó la medida” “yo por menos de eso ya le hubiera dado un par de nalgadas” me sentía “fracasada” pero de alguna forma no podía dejarte en otras manos.

Los patrones de crianza con los que había crecido me hacían dudar de todo porque yo iba contracorriente en una época en que había muy poca información sobre otras formas de criar, menos en español .

Extrañamente recuerdo mucho un comentario de mi suegra, que dijo que nunca te había escuchado llorar hasta casi los 3 meses, y con la nula información que yo tenia de lactancia te amamantaba a demanda –si pide mas, hay que darle mas– pensaba yo, y dormías con nosotros, la cuna prácticamente era adorno.

Una de las primeras experiencias de ir contra corriente era de una tía a quien le comente que me costaba trabajo hacer la limpieza de la casa por que llorabas, y ella me dijo “pues déjala llorar, si no, nadamás va a querer brazos, yo así le hacia con mis hijas, si no, nunca terminas”. Lo intenté, te puse en la cama y bajé a hacer limpieza, te escuché llorar -10 segundos – no pude, la casa no ha sido la mas limpia del barrio en un buen tiempo.

Otra vez leí en alguna página que era importante que los niños durmieran en su cuna, tu dormías con nosotros y yo tenia ganas de ver tu cuna en la habitación que arreglé para ti, “otros niños no tienen su propio cuarto” pensé y cambie la cuna de habitación, puse el monitor para escucharte y esa noche me decidí a que durmieras en tu habitación.

Tu padre que tiene mas juicio que yo me dijo “para que la llevas allá, va a llorar” (gracias a Dios ninguno de los dos tenía noticia del famoso Estivill todavía, que seguro tu padre no hubiera permitido que lo usara, cuando supe que era el “método” y le comente a él me dijo “están locos”, no le cabía en la cabeza que se dejara llorar a propósito a un bebé), semidormida -por que te dormí en nuestra cama- te llevé a tu habitación, te quedaste ahí, ya estaba yo saboreando mi triunfo cuando un llanto  me levantó y te traigo de nuevo a la cama –y tu padre que nunca dice nada me dijo  “¿ya ves?, no se de donde sacas esas ideas” se dio la vuelta y se durmió- y al otro día regresé la cuna a nuestra habitación.

El rebozo era otro cantar, en México es una prenda muy usada en clases populares, para envolverte, y para ayudarte a llevar a los bebés. Fue mucho antes de que los portabebés ergonómicos o fulares se popularizaran, yo los había visto peor en páginas de España o en Inglés. Otras personas los llevan directamente en brazos o en cochecito. Yo me decidí por el rebozo, lo que nunca aprendí fue a llevarte en la espalda, es una prenda abrigadora, combinable, que no hace mucho bulto en la bolsa y tradicional, pero mi gusto a veces se convertía en disgusto cuando escuchaba algún comentario “¿usas rebozo? Como las indias? Ay no” y yo que soy de naturaleza respondona, estaba a punto de contestar “muy india y a mucha honra”.

Conforme creciste la otra batalla fueron las nalgadas, yo crecí a base de cachetadas y golpes varios, físicos y emocionales, y la verdad, tenia mucho miedo de que saliera “el monstruo” que tengo dentro.

Como travesuras tuyas recuerdo cuando abriste el frasco de barniz de uñas mientras yo estaba tendiendo ropa y pensé que la cama era un lugar seguro, estaba a tu alcance, te pintaste los dedos, lo vaciaste en la sábana, me dí un susto ya que primero pensé que te habías cortado con algo y tenias las manos ensangrentadas, pero solo fue el susto, otra vez, que despertaste antes que yo, tomaste mis gafas y las doblaste –increíble para un bebé, pero cierto-, cuando saltaste de la cuna , cuando ya caminando llenaste de talco y loción unos peluches –en mi cama- otra vez que investigaste el talco y llenaste de polvo blanco el dormitorio y el baño, y mil cosas mas.

Pero conforme crecías y yo consideraba que ya “entendías mas” me desesperaba a veces, y entre lo que yo creía correcto, lo que mi corazón me decía, y mi miedo a darte alguna de las palizas que me daban a mi de niña iba dando tumbos.

Alguna vez he perdido los estribos, y gracias a tu padre, a lo que he aprendido investigando y leyendo acá y allá he aprendido a controlarme, a pedirte perdón cuando me equivoco –si no se han disculpado contigo ¿como vas a aprender a hacerlo tu?-

Conforme creces, me doy cuenta de que cuando una cree que ya se sabe las respuestas, una criatura nos cambia las preguntas, los dos años, los tres, la entrada al cole, los cuatro años, la coquetería de una pequeña que ya no es propiamente un bebé, los argumentos, una nena a la que se la han explicado las cosas, te sorprende con un – “déjame te explico…”- y de ahí te da una serie de argumentos que dejan a los adultos sin palabras, y a estas alturas no puedes retroceder al “¡por que yo lo digo y ya!”.

Los comentarios de la maestra, con quien también emplea el -“maestra, te voy a explicar por que charlaba con mi amiga Alondra, es que me estaba contando algo importantisisimo”– y que “organizas” a los chicos de la clase a la salida -“Angie, ya te vas, ven a la puerta, Roberto, ve a sentarte”- y me dice conteniendo la risa que es bueno eso, que tienes mucha seguridad en tí misma, aunque en lugar de ayudar a tu maestra a la salida la “desayudas” con tus “organizaciones”.

Pero todas estas cosas me hacen ver que no íbamos tan mal, por supuesto que hubo –y habrá – malos ratos, días malos, la forma como estás creciendo no es ningún “seguro de buen comportamiento”, pero esta forma de criar te deja ser “tu”, me deja ser “yo”, ya que no acepto cosas que se hacen por que todo mundo lo hace así, te conozco, y me conozco mas, he aprendido a manejar mi “lado oscuro” y me parece que los tres, tu, tu padre y yo crecemos juntos cada día.

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En cinco diez  ¡ trece! años me has transformado, hemos pasado como familia crisis y buenos momentos, conforme creces se que muchas cosas serán mas complicadas, pero confió en tener un hilo que nos una, ese vínculo de confianza que hemos sembrado con los años y que resista la adolescencia, la rebeldía, cuestionamientos mas fuertes, ya has comenzado a extender tus alas, hay cosas en las que tu decides, y cosas que ya comienzas a hacer sin mí.

Hay veces que quiero volver a sentarte en mis rodillas y acunarte y ya no me dejas, antes por por que querías salir a jugar, y sacabas el labial de mi bolso, y te pintas los labios a escondidas, ahora por que ya eres mas alta que yo y tienes que “demostrar” que “eres grande”, cuando iniciabas a tener amiguitas, a veces peleabas con ellas, y cuando me contabas me daba temor de cuando alguien te lastime de verdad, ahora no te cuento las miles de cosas que me preocupan pero tendré que confiar en que tu decidirás lo mejor con las bases y la orientación que te damos.

Por ahora me decido a no angustiarme por el pasado y a disfrutar día a día como creces y te vas desenvolviendo, y a seguir aprendiendo en este ejercicio de ser madre.

(Update: ahora estamos viviendo la adolescencia, y veo que no vamos tan mal, hay retos, ni tu ni yo somos perfectas ni espero que lo seas, pero dentro de todo estoy contenta, con tu hermana ya hay cosas que ya pasé contigo y se que me dará también sorpresas y aprendizajes que no esperaba, pero no me arrepiento nada de las decisiones que he tomado )

Angela y Frida :

Paña’ca ñapa’ ti bele guii ora cusishidxilu’ naa,
ñapa’ guirá’ shaibá’ lu ti huadxí ndaaní bata nayá.

Didxazá (idioma de sus antepasados)

Si pudiera tener una estrella por cada vez que me has hecho sonreír,
tendría todo el cielo del atardecer en la palma de mi mano.

(Poema copiado de la página de la familia Toledo)

 

Leticia Jiménez
Bloguera y emprendedora, mamá de 2, autora de "Berrinches y rabietas para mamás imperfectas" "De esto no se habla, testimonios de violencia obstétrica" y "Mamá y papá también son pareja" disponibles en Amazon.
https://criandocreando.com

8 Replies to “Profecias no cumplidas

  1. Qué bonito Lety!!! Qué emoción leerte!!

    Qué gran satisfacción y alegría debes tener en el corazón de estar criando con tanto amor a una niña que está dejando de serlo, a la que estás viendo convertirse en una adolescente.

    Ustedes son una muestra de esas profecías no cumplidas.

    Un abrazo.

  2. que bien lo escribes, a mi me recuerda algunas cosas que tambien he vivido como madre 🙂 el camino no existe cada familia lo va creando, como dice ese poeta: caminante no hay camino, se hace camino al andar 🙂

  3. Gracias Lety!
    También me ha recordado muchas vivencias con mis hijos, las alegrías, nuestro “lado oscuro” al que nos tenemos que enfrentar, los comentarios incordiosos que te afectan mucho cuando eres “novata” y que luego aprendes a ignorar, …
    Soy una gran admiradora de tu trabajo, sé el esfuerzo que supone pues recién estoy comenzando a crear mi blog http://criarconamor.com/. Es un proyecto personal muy gratificante en el que entro con mucha ilusión.
    Un saludo. Beatriz

  4. Cada vez que leo ésta entrada se me saltan las lágrimas. Y curiosamente soy yo la que me siento niña y deseo cosas que ya no vendrán pero que yo estoy a tiempo de dar a los míos.

  5. Lety no tienes idea lo que significan tus palabras y la esperanza que me dan, yo creo que ir contra corriente siempre es complicado, antes mucho más que ahora, pero cuesta, cuesta mucho, pero el saber de personas como tu que admiro mucho me llenan de valor para continuar, mil gracias por compartir algo tan lindo.

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