Artículo tomado de : http://www.momwo.com
Me encantó y es una de las razones por las que eché a andar este sitio, por que las mujeres tenemos que reinventar el trabajo de forma que sea mas amigable para nuestro ser mujeres y nuestro ser madres (cuando así lo decidamos) .
Y quien quiera sólo trabajar y dejar a sus hij@s al cuidado de instituciones o de terceras personas, que lo haga. Y quien quiera dedicarse sólo a cuidar y decida postergar, o definitivamente no quiera trabajar, que también lo haga. Siempre y cuando, conozca, se informe de qué tratan esas elecciones y qué consecuencias tienen.
Yo trabajo desde adolescente y a los 24 fui madre por primera vez. Mi tercer hijo tiene 2 años y medio, soy activista de la #revoluciondelamor (postnatal entre otras causas) y me encantaría volver a embarazarme, pero tengo 38 y mi último hijo nació por cesárea, situación que detesté. Siempre he trabajado. La verdad no es ninguna hazaña, sencillamente porque todas las mujeres a lo largo de la humanidad lo han hecho. La diferencia era que antes lo hacían con sus crías a cuestas, en bandoleras, fulares, o sábanas, antiguamente. Jamás una madre se alejaba de su recién nacido. Además, ese trabajo no era remunerado y era solidario entre mujeres, mientras los hombres hacían el trabajo afuera.
Abusos, discriminaciones. Las mujeres las hemos arrastrado desde hace millones de años, pero creo que por estos tiempos vivimos unas de las peores bajo el slogan: “somos libres porque trabajamos”.Sin duda agradezco la lucha feminista para conseguir derechos, igualdades, calles, universidades, votos, anticoncepción… pero ahí nos quedamos atrapadas en un sistema que pertenece al patriarcado. Lo que hemos hecho es trabajar pagando un precio carísimo. Para ingresar al mundo laboral del “afuera” hecho por hombres y para hombres, debimos “cortar” nuestras leches, nuestros cuerpos, metiendo plásticos y sacando partes, aplanando nuestras hormonas, dejando nuestras curvas. Algo así, como para poder trabajar, tuvimos que dejar de ser mujeres… curioso y tremendamente agresivo, abusivo y discriminatorio.
Para ser libres, ganar dinero y ascenso laboral, somos esclavas de un sistema que favorece el patriarcado, éxito, consumo, jerarquizaciones… nos entregamos cuales sirvientas al sistema para que produzca más, mientras, nuestros hij@s recién nacidos, quedan al cuidado de terceros y los hij@s de los terceros quedan al cuidado de cuartos, perpetuando, así, los ciclos de abandono infantil.
Las mujeres debimos cortar el saber materno y convertirnos en hombres. Mientras sólo unos pocos hombres decidieron hacer un vuelco hacia adentro y ayudar con la crianza y los asuntos domésticos.
La mayoría de las mujeres sale de su casa a las 7 am en Transantiago -¡valor!- deja a su guagua en una sala cuna, trabaja 9 horas, se saca leche en el baño de la oficina, se devuelve en Transantiago, con los pechos llenos de leche y llena de culpa recoge a su guagua de la sala cuna. Llega a su casa a lavar, planchar, cocinar, hacer las tareas de los hij@s más grandes. ¿Esto es libertad femenina? A mí esto me parece esclavitud del patriarcado. ¿Los más perjudicad@s? Nuestr@s hij@s.
Les dejo un artículo y un documental cortito Paris je t’aime.
Y, si lloras, sécate las lágrimas y únete a la #revolucióndelamor, para que busquemos urgentemente políticas de conciliación trabajo/familia. Sé feliz.
No te olvides de visitar www.espaciocrianza.cl
Desde casa podemos reinventar el trabajo, y poco a poco ir creando la sinergía para una sociedad donde ser madre no este peleado con ejercer nuestra profesión o con emprender. Las mujeres hemos trabajado desde siempre, haciendo negocios, vendiendo, comprando, cosechando, ahorrando, con nuestros hijos cerca, hay que volver a crear esas redes de apoyo para poder sostenernos mutuamente y seguir creciendo.