Crianza y educación

Gracias a Dios morir de hambre no es contagioso

Tomado de la lista de correos de Lacmat,

Gracias a Dios morir de hambre no es contagioso

Porque de ser así, hace tiempo que los seres humanos seríamos sólo historia pasada.

Morir de hambre no puede considerarse una pandemia (enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región, según el Diccionario de la Real Academia Española), pero ver la manera como todos los años, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FAO1, más de 5 millones de niños mueren por desnutrición y deficiencias de vitaminas básicas y minerales, debería movernos tanto como el temido virus AH1N1.

>No deja de inquietarme cómo los medios de comunicación, en su afán por informar, siguen cayendo en los mismos lugares comunes a los que nos tienen acostumbrados. Sin dejar de parecerme bastante preocupante el hecho (no tan fácil, según entiendo) de morir por la Gripa A, me indigna ver la indiferencia con la que el mundo entero trata el tema de las muertes por hambre. Y es apenas lógico que una gripa que representa la muerte potencial para cualquiera de nosotros sea tan preocupante, pero me pregunto hasta qué punto se le da tal tratamiento mediático por el hecho de ser contagiosa, pues si morir de hambre también lo fuera, ya quisiera ver la movilización de los medios de comunicación y de los gobiernos de todo el mundo, ante tan terrible pandemia.

Pero como gracias a Dios morir de hambre es exclusivo de ciertos países, de ciertas clases y de ciertos estratos socioeconómicos, y es imposible contagiarse, los seres humanos que gozamos el privilegio de la mesa servida varias veces al día, poco nos preocupamos por el tema. Poco nos importa saber que, según la FAO, 852 millones de personas no poseen lo suficiente para comer cada día, que 200 millones de niños menores de cinco años padecen malnutrición aguda o crónica, que 11 millones de niños mueren anualmente por enfermedades que se podrían prevenir (se trata de 30.000 víctimas diarias) y que 1,2 mil millones de personas no tienen agua potable.

Lo más triste de la historia es que muchas de esas muertes podrían evitarse con un acto sencillo, natural, antiguo, e inherente a nuestra especie, pero que lamentablemente está en desuso: la lactancia materna. La alimentación es un derecho humano fundamental y sin embargo parece no importarle a quienes están en la obligación de promover prácticas que garanticen la seguridad alimentaria de nuestra humanidad. La leche materna, aquella que cualquier mujer puede producir, es, por su propia naturaleza, la única capaz de proveer al bebé humano, de manera exclusiva, todo lo que necesita para vivir durante sus primeros 6 meses de vida, y después de este lapso y hasta los dos años o más, el 40% de los requerimientos energéticos. Esto significa no sólo evitar la muerte por hambre, sino evitar un sinnúmero de enfermedades que acaban con la vida de los bebés y niños no lactados, proveerles un sistema de defensas, así como disminuir el riesgo de contraer, a lo largo de sus vidas, ciertos tipos de cáncer, diabetes, y otras enfermedades. Esto, sin mencionar que el amamantamiento es la mejor manera de establecer el primer vínculo madre-hijo y una relación que tendrá beneficios duraderos sobre la autoestima de ambos. Igualmente, la mujer que da el pecho, está protegiéndose contra la osteoporosis, el cáncer de mama, la diabetes, infartos, embolias, entre otros padecimientos.

Esta es una invitación a los medios de comunicación para que no sólo le den importancia a noticias cuya extraordinaria repercusión merece todos los titulares, sino a aquellas noticias que, aunque en apariencia no tienen la magnitud de una pandemia, podrían tener una influencia definitiva en la manera como nuestra sociedad concibe hoy en día el tema de la alimentación de sus infantes. Es nuestra responsabilidad con las futuras generaciones promover la lactancia materna como la única práctica natural con la que fuimos provistos como mamíferos, para alimentar a nuestras crías con la única leche especialmente diseñada para ellas. Eso contribuirá enormemente a preservar nuestra especie y a formar individuos más sanos física y emocionalmente.

1 ftp://ftp.fao.org/docrep/fao/009/a1301s/a1301s03.pdf

Eliana Duque Vélez
Comunicadora Social-Periodista
Liga de la Leche de Medellín
ligadelalechemed@gmail.com

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Leticia Jiménez
Bloguera y emprendedora, mamá de 2, autora de "Berrinches y rabietas para mamás imperfectas" "De esto no se habla, testimonios de violencia obstétrica" y "Mamá y papá también son pareja" disponibles en Amazon.
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2 Replies to “Gracias a Dios morir de hambre no es contagioso

  1. Hola:
    Tu blog es interesante, aunque no tengo hijos. Comparto tu forma de ver la vida.
    Llegue aqui desde Blogylana. Pero resulta de que el link tiene un error.
    Dice:
    http://www.criandoreando.com/
    Debe decir:
    https://www.criandocreando.com/
    Aparece una pagina de error y tienes que correguir manualmente para entrar a tu blog.
    Tampoco encontre como mandarte un correo para comentarte esto.
    Saludos
    Hluot Firthunands

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