Nos solidarizamos con el pueblo de Haití, donde sufrieron un terrible terremoto, a mi me tocó vivir el terremoto de 1985, y sus réplicas, no estuve en zona de derrumbes, pero es una impresión que no se olvida, conocí a algunos chicos -en ese tiempo- que estuvieron cooperando como rescatistas y fue impresionante lo que vivieron.
Ahora en el caso de Haití, hay diversidad de centros de acopio, para enviar, agua, medicinas, mantas, alimentos, pero pro favor, no enviar indiscriminadamente latas de fórmula.
Por la premura de tiempo, me tomo la libertad de transcribir las palabras del pediatra Carlos González, punto de referencia en varios paises de habla hispana sobre Lactancia Materna, via la lista de correos de la Fundción LacMat
Las donaciones de leche para el biberón en casos de catástrofe (guerra, terremoto, inundación…) son sumamente peligrosas. En realidad no son donaciones, sino muestras gratuitas: es el medio por el que las empresas lácteas compiten para hacerse con nuevos mercados. Si estás atenta a las noticias, muchas veces habrás oído cómo ha salido un avión cargado de leche… raramente oirás de un avión cargado de macarrones o lentejas.
Porque las empresas que venden macarrones o lentejas, fuera de que alguna en concreto tenga un director especialmente generoso o solidario, no tienen un interés comercial en hacer una donación. Mientras el país en cuestión esté en ruinas, no pagarán por la comida; cuando superen la catástrofe, se comerán sus propias lentejas cultivadas en su país, o sus propios macarrones fabricados por empresas locales. En cambio, si en un país del tercer mundo consigues cargarte la lactancia, consigues que millones de madres abandonen la lactancia y millones de médicos y enfermeras aprendan las ventajas del biberón, que sin duda es buenísimo porque la asociación X nos lo regalaba para ayudarnos, luego tendrás un mercado cautivo que valdrá millones, porque esa leche no se fabrica en el país y la tendrán que importar, y acostumbrados a la marca Z probablemente seguirán comprando la marca Z.
Hace años pidieron que los donativos fueran con una etiqueta blanca, «leche para bebés», sin marca, y los fabricantes, claro, no quisieron. Además, muchas veces la empresa fabricante se ahorra el transporte: se limita a entregarle las muestras gratuitas a una ONG (por suerte las ONG serias ya no las aceptan, pero a veces encuentras a un primo), o a un gobierno, y estos pagan los portes. Y el mercado de la lactancia, no nos engañemos, está en el tercer mundo. En España sólo nacen menos de 500.000 niños al año; en Indonesia más de 5 millones, en la India más de 25 millones… Son muchos más clientes, aunque algunos se mueran por el camino, aunque sólo se compren una lata de leche por semana y la diluyan para que dure…
Hace unos años, acababa de terminar la guerra de Sarajevo, conocí a un pediatra bosnio en un congreso. Había pasado hambre, estaba delgadísimo, y en las comidas recogía hasta la más minúscula miga de pan que cayera en el mantel y se la comía. Nos explicó como al principio de la guerra la mortalidad infantil aumentó espectacularmente, porque fueron inundados con muestras gratuitas. Claro, no todos los profesionales tienen buena formación sobre lactancia, igual que pasa aquí. Muchos empezaron a recomendar «ayuditas», pensaban que las madres, «estresadas» por la guerra, no tendrían leche, o que al quitarle a una madre mal alimentada la pesada «carga» de tener que dar el pecho le hacías un favor. Sin agua potable ni gas para hervirla (lo mismo que ocurre ahora en Gaza), cuando las explosiones destruyen las alcantarillas y la mierda inunda las plantas bajas… la mortalidad fue enorme. Tuvieron que ser los pediatras más concienciados losque fueran a quejarse a UNICEF, que convocó una reunión de todas las ONG
sobre el terreno, acordaron no distribuir más donaciones, realizaron cursos para el personal… en pocos meses, mientras la guerra continuaba, habíanconseguido tasas de lactancia materna más altas y una mortalidad infantilmás baja que antes de la guerra.
Por supuesto algunos niños necesitan leche artificial en las guerras; pero para esos pocos ya se consigue leche sin necesidad de espectacularescargamentos de muestras. Y esos niños, en esas condiciones, tienen un riesgo de muerte tan alto que ya no vale aquello de «la madre es libre para
decidir, y si ha elegido la lactancia artificial…».En esas condiciones hay que hacer todo lo posible para que la madre relacte, aunque lleve meses sin dar el pecho, o para encontrar una nodriza. Y tristemente eso no es muy difícil, porque los bebés son más frágiles que los adultos: en cualquier catástrofe hay más madres sin bebé que bebés sin madre.
Saludos
Carlos González
Mas información en:
http://www.worldbreastfeedingweek.net/wbw2009/index.htm
http://www.worldbreastfeedingweek.net/wbw2009/images/spanish_2009actionfolder.pdf
http://www.ibfan.org/spanish/activities/emergencies/ife01-es.ht